Llegamos así al 7 de Enero de 1949, fecha en que comenzaba un nuevo cursillo…uno mas…pero que resultaría “otro”.
El Equipo lo integraron don Juan Capó, don Guillermo Payeras, y el último día don Sebastián Gayá, como directores espirituales., Eduardo Bonnin como rector, Bartolomé Ruitort, Andrés Rullán y Guillermo Estarelas como rollistas y Guillermo Font como auxiliar. Un equipo “especial” para un cursillo que a la larga resultaría también “especial”: ser el primero de la gran serie.
Un equipo integrado por hombres de diversa fisonomía espiritual, de formación dispar, en el que se reunía lo tradicional y lo nuevo, la improvisación y la revolución, la sensatez, el miedo y la reticencia. Un Eduardo Bonnin no fácil de encasillar por su rica, compleja y difícil personalidad. Hombre de convicciones profundas, de influir estratégico, de una ironía magistral para describir las situaciones erradas, de una absoluta seguridad en sus esquemas de pensamiento, de gran simplicidad en sus planteamientos, de una imaginación que suplía y suplantaba el razonamiento, con una claridad en lo que piensa y una tenacidad en lo que quiere, propia de quién ha sentido siempre la responsabilidad de la conducción. Consistente, metódico, incansable y tenaz, hombre que no descuidaba detalle, y quizás el único que tenía programadas y sistematizadas todas sus intervenciones.
Un Bartolomé Ruitort entregado y alegre, con una sensatez artesana, un carácter acompasado entre el sosiego espiritual sin complicaciones y la tranquilidad casi burguesa de su fe ciega.
Un Andrés Rullan ansioso y siempre dispuesto a dar mas, con el ardor de una entrega llena de simpatía.
Un Guillermo Estarelas con su agudeza de percepción rápida, sus modos expeditos, su especial rapidez de reflejos para improvisar, su exaltación fervorosa y su entrega, incluso a veces violenta.
Un Guillermo Font con sus desplantes y su entrega llena del apasionamiento del neófito, con sus testimonios muchas veces rudos, pero siempre impactantes.
Estaban los esquemas, estaba el equipo, faltaba el lugar. Y se eligió el Santuario de San Honorato, ubicado en el monte Luliano en el pueblecito de Randa, a unos 30 kilómetros de Palma de Mallorca, el que se encontraba a cargo de los misioneros de los Sagrados Corazones.
Lugar ideal por su aislamiento, no dejaba de presentar algunos inconvenientes. De partida no había luz eléctrica y las posibilidades de abastecimiento eran escasas.
Muy de mañana, antes de empezar la actividad propia del Cursillo, los miembros del equipo, por turnos, debían bajar a pie, con una jarra en la espalda a buscar la leche para el día; el pan debía irse a buscar a Lluchmayor, distante 12 kilómetros mas o menos, para lo cual fue necesario conseguir prestada una bicicleta; en cuanto a la carne, se descuartizó un cordero, tarea en la cual no solo participó el equipo, sino incluso los que iban a vivir el cursillo por primera vez.
Y, alrededor de las siete de la tarde de ese 7 de Enero de 1949, comenzaba el Cursillo. La “Charla Preliminar” y el Retiro a cargo de don Juan Capó, con unas meditaciones que realmente impactaron a todos. Luego el Vía Crucis, leído y subrayado por Eduardo Bonnin. La cena…otra meditación, el rosario, las oraciones de la noche…y a la cama.
Al otro día, la meditación sobre “Las Tres Miradas”, a cargo del padre Guillermo Payeras, luego el desayuno, y, por primera vez el canto “De Colores”. La formación de las decurias, el material para los murales, etc.
En cuanto a los Rollos-Rollos, en este primer Cursillo no existió el rollo “Ideal”, el cual nacería mas tarde cuando la Escuela de Dirigentes fue analizando el contenido del Cursillo. Se dio sin embargo un rollo “Centros de Acción”, enfocado fundamentalmente al reclutamiento de aspirantes para la JACE, el cual, a partir del Cursillo Nº2 se cambiaría por “Cristiandad en Acción”, rollo enfocado a la organización de la juventud en comunidades o centros. El rollo “Estudio del Ambiente” se dio con un enfoque bastante limitado. Otro rollo fue el de “Acción Católica” el cual evolucionaría progresivamente en el tiempo, tanto en lo teológico como en lo metodológico, hasta convertirse en el rollo “Seglares en la Iglesia”, hoy “Iglesia”.
Todo el Cursillo, tanto en su técnica como en los Rollos-Misticos y los Rollos-Rollos se desenvolvió en una gran normalidad. Todo muy parecido a lo actual.
El último día por la tarde, la Clausura. Fuera de los cursillistas que habían vivido la experiencia por primera vez y los respectivos dirigentes, sólo llegaron como “visitantes ilustres” don Sebastián Gayá, quién dio el último rollo y Juan Mir. Una Clausura vivida a fondo, llena de ricos testimonios personales y en la cual, como “broche de oro”, el padre Gayá daría lectura a una carta enviada por Mons.Hervas, bendiciendo el Cursillo.
Como diría en una ocasión posterior el padre Juan Capó: “El primer Cursillo era la realización de unos afanes, de unas ansias, de unos modos de ser y actuar. Fue algo posible en el clima pastoral y apostólico de aquellos momentos. Para indicar los comienzos reales de los Cursillos tendríamos que remontar hasta sus raíces, las corrientes que los hicieron posibles, detallar desde su nacimiento las inquietudes que les dieron ser. Lo cierto es que no nacieron de golpe, así como un milagro hecho, como la luz de una nueva estrella que sorprendiera la noche, puesta de repente en el arco del cielo por los dedos de Dios. No es la obra de un hombre, sino de un grupo, de un clima, de un afán convergente primero y compartido después”. (Juan Capó.- “Pequeñas historias de la historia de los Cursillos de Cristiandad”.- Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Pablo Apóstol.- Pag. 13).
En resumen, había madurado un proceso, se habían encontrado unos hombres y se producían necesariamente los efectos de una búsqueda.
Este Cursillo de Enero de 1949 al que se denominó en su oportunidad “CURSILLO DE FORMACIÓN Y APOSTOLADO”, y el que pretendía ser uno mas en una serie, resultó, sin lugar a dudas como lo estamos comprobando, algo nuevo, algo distinto, algo “fuera de la serie”. Factores distintos, determinantes de una novedad comprobada en relación con los Cursillos anteriores resultaban evidentes, y ello debido fundamentalmente a cuatro elementos: el cambio de clima y orientación pastoral que se había producido en Mallorca con la toma de posesión de la diócesis por Mons. Hervás, cuyos dinámicos 41 años se hacían sentir; el estilo innovador y el empuje del nuevo Asesor Diocesano de la JACE, el padre Sebastián Gayá; la lucidez, claridad, inteligencia y capacidad del padre Juan Capó, quién había asumido sus nuevas tareas con gran entrega y amor; y por último, como ya lo hemos señalado, la convergencia en un mismo equipo de laicos, de cristianos comprometidos de la talla de Bonnin, Estarelas, Ruitort y otros.
La gran novedad no estaba tanto en el método, es decir en la intencionalidad de los componentes, cuanto en el contenido doctrinal, en lo cual, sin lugar a dudas, papel de primerísima importancia jugaron los Rollos-Misticos elaborados por don Juan Capó y don Guillermo Payeras, los cuales centraron la proclamación evangélica en la doctrina de la Gracia, dentro de un contexto vivencial que ayudaba a experimentar en la propia vida la fuerza transformante de esta singular realidad.
Definitivamente había nacido algo nuevo. Este primer Cursillo era algo “providencial”, providencialidad que no significa como alguien pudiera creer algo casual o fortuito. Había en él un hallazgo, resultado de un proceso serio de búsqueda, en el cual existía una intención dinámica, un estilo apostólico y una inquietud.
Eduardo Bonnin, Rector como se ha señalado de ese primer Cursillo, confirmará mas adelante este especial carácter de novedad, y el nacimiento con ello de los “Cursillos de Cristiandad” propiamente tales, al afirmar en un estudio publicado en la Revista “Proa”, órgano oficial de los Cursillos de Mallorca, en su Nº197, y el cual sería editado mas adelante como libro por el Secretariado Nacional de España que: “debemos aclarar sin embargo, que estos Cursillos son específicamente distintos de los Cursillos para Adelantados de Peregrinos o de los Cursillos para Jefes de Peregrinos”….”Los Cursillos de Cristiandad no son la continuación o adaptación de aquellos antiguos cursillos, sino algo nuevo y distinto de lo anterior, el resultado de un trabajo incansable y productivo, ¡Milagrosamente productivo!”. (Eduardo Bonnin.-”El Cómo y el Porqué”.- Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Cursillos de Cristiandad.- Pag. 14). “En cuanto a los llamados Cursillos de Formación, su eficacia y sus resultados fueron siempre tan escasos, que su influencia en los Cursillos de Cristiandad fue realmente nula”. (Eduardo Bonnin.-”El Cómo y el Porqué”.- Editado por el Secretariado Nacional de España.- Colección Cursillos de Cristiandad.- Pag. 22).